
En un nuevo episodio que resuena como un eco perturbador en el ámbito cultural cubano, el diario oficial Granma ha decidido omitir nuevamente a una de las figuras más emblemáticas de la música en la isla: Celia Cruz. En un reciente artículo conmemorativo sobre el centenario de la legendaria Sonora Matancera, la reina de la salsa, cuya voz y presencia marcaron una era dorada en la música cubana, fue sorprendentemente ignorada. Este acto de censura no solo despierta la indignación de los amantes de la música, sino que también reitera un patrón que busca minimizar el impacto de aquellos que han trascendido las fronteras de la historia cultural oficial.
La Sonora Matancera es, sin duda, uno de los conjuntos de música popular más icónicos de Cuba, y el legado de Celia Cruz dentro de la agrupación es innegable. Su energía exuberante, su voz poderosa y su carisma en el escenario contribuyeron a llevar la música cubana a nuevas alturas, convirtiéndola en un referente internacional. Sin embargo, a pesar de su indiscutible relevancia y la gran celebración que existe a nivel mundial en su honor, es evidente que dentro de Cuba, hay un esfuerzo continuo por borrar su huella de las narrativas oficiales.
Este intento de censura por parte del régimen no solo refleja un desprecio hacia la verdad cultural, sino que también evidencia cómo la política y la cultura pueden entrelazarse de maneras perjudiciales. Al olvidar o ignorar a Celia Cruz, Granma no solo priva a las nuevas generaciones de una figura central en la música, sino que también intenta diluir el significado cultural y emocional que su legado representa para millones de cubanos y amantes de la música en el mundo entero.
Pero, como bien se dice, «el azúcar no se borra, se siente». El amor y la admiración por Celia Cruz son tan intensos que no pueden ser eliminados con palabras o silencios; su música sigue sonando, sus ritmos siguen vibrando. En fiestas, conciertos y reuniones, su legado perdura y continúa inspirando a nuevos artistas y oyentes, reafirmando que la cultura, en su esencia, es más fuerte que cualquier intento de censura.
Mientras Granma trate de reescribir la historia, la pasión por Celia Cruz y su música se mantendrá viva, recordando a todos que las notas de su voz, su alegría y su mensaje de resiliencia seguirán resonando en los corazones de aquellos que se resisten a olvidar. La historia es, y siempre será, un testimonio de aquellos que, a pesar de la adversidad, insisten en que su legado no será silenciado. La cultura cubana florece a pesar de la censura, y Celia Cruz siempre brillará en el centro de esta hermosa y compleja narrativa. ✨