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A sus 63 años, Camilo González López vive una situación de extrema vulnerabilidad en las inmediaciones del Hospital “Miguel Enríquez”. Originario de Villa Clara, este hombre padece una úlcera abierta en la pierna derecha, una herida que, a pesar de su gravedad, permanece sin atención médica, expuesto a la intemperie y sin un techo donde cobijarse. Su caso, denunciado por la activista Yunia Llorente en redes sociales, pone de relieve las grietas del sistema de protección social y sanitaria en Cuba.

Un rostro de abandono en la puerta de un hospital

Cada mañana, Camilo despierta sobre un rudimentario lecho de cartones y plásticos, desplazándose apenas unos metros para apoyar su cuerpo maltrecho en la acera frente a la entrada principal del Hospital “Miguel Enríquez”. Allí pasa el día intentando atraer la mirada —y la caridad— de pacientes y visitantes para conseguir algo de comer. Cuando cae la noche, regresa a ese mismo sitio, ya convertido en su único refugio.

La úlcera en su pierna derecha, expuesta al polvo y a la suciedad de la calle, presenta un avanzado grado de infección: tejidos enrojecidos, supuración continua y un dolor intenso que él mismo describe como “una punzada constante”. Sin embargo, pese a hallarse a escasos metros de médicos y enfermeras, Camilo no ha logrado acceso a ninguna consulta ni tratamiento. Ni el programa de salud gubernamental ni las organizaciones de asistencia social —que en teoría acogen a las personas sin hogar— han intervenido a su favor.

Denuncia en redes y clamores de la ciudadanía

El pasado lunes, la activista Yunia Llorente compartió en Facebook e Instagram una serie de fotografías y un relato detallado de la situación de Camilo. Las imágenes mostraban la herida abierta, los vendajes improvisados con trapos viejos y la falta de ropa seca para protegerse del frío nocturno. La publicación se viralizó en cuestión de horas, generando una ola de indignación y un pedido unánime: “¡Atención inmediata para Camilo!”.

Usuarios de todas partes de la capital han comentado la publicación, exigiendo a las autoridades del Ministerio de Salud Pública y al Sistema Nacional de Atención al Anciano que intervengan sin demora. “Justo frente a un hospital no puede haber un ser humano olvidado de esa manera”, escribió un internauta. Otros han compartido información sobre albergues cercanos y servicios de asistencia que teóricamente podrían brindarle un espacio temporal.

Contexto de la vulnerabilidad en Cuba

La historia de Camilo no es un caso aislado. En los últimos años, la pobreza extrema y la falta de redes familiares han empujado a un número creciente de personas mayores a las calles de La Habana. Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), más de 15 000 adultos mayores carecen de vivienda estable en la capital, obligados a subsistir mediante la mendicidad o trabajos informales de baja remuneración.

Paralelamente, las brechas en el sistema de salud pública han dejado fuera de cobertura a algunos grupos especialmente vulnerables. Aunque Cuba presume de contar con uno de los sistemas de salud más extensos de la región, la escasez de insumos, el colapso de infraestructuras y las largas listas de espera impiden la atención oportuna para casos como úlceras diabéticas o heridas crónicas.

¿Qué se necesita para Camilo?

La denuncia impulsada por Yunia Llorente ha forzado la creación de un pequeño grupo de voluntarios que, coordinados en redes sociales, han logrado:

  • Recoger donaciones de alimentos y agua embotellada, entregados diariamente frente al hospital.
  • Proporcionar ropa de abrigo y cobijas, indispensables durante las noches frías.
  • Contactar a ONG y comités vecinales, a fin de abrir un expediente de atención social.

No obstante, los esfuerzos ciudadanos requieren respaldo institucional para ser sostenibles y efectivos. Camilo necesita:

  1. Atención médica especializada: curaciones diarias, antibióticos y, de ser necesario, intervención quirúrgica.
  2. Un espacio digno donde recuperarse: un albergue o casa de acogida para personas sin hogar mayores de 60 años.
  3. Seguimiento social: apoyo psicológico y trámite de pensión de adulto mayor si cumple requisitos, así como fortalecimiento de su red familiar o sustituta.

Llamado a la acción

Desde Cuba 24/7 hacemos un llamado urgente a las instituciones estatales competentes:

  • Ministerio de Salud Pública (MINSAP): habilitar brigadas médicas móviles en puntos críticos de la ciudad;
  • Ministerio de Trabajo y Seguridad Social: evaluar rápidamente la pensión asistencial de Camilo;
  • Gobiernos locales y comités de la Defensa Civil: garantizar plazas de albergue para personas mayores sin hogar.

Al mismo tiempo, convocamos a la ciudadanía, organizaciones de la sociedad civil y colectivos de voluntarios a unirse en torno a este caso, articulando donaciones y acciones de denuncia hasta asegurar una solución sostenible.

El caso de Camilo González López pone en evidencia la tensión entre el discurso oficializado de “solidaridad” y las barreras reales que impiden la protección de los más vulnerables. Un hombre enfermo, sin hogar y sin acceso a la atención que por derecho debería recibir, reposa cada noche frente a un hospital que, sin embargo, aun no le extiende su mano.

Superar este desafío requiere voluntad política, coordinación interinstitucional y un compromiso ciudadano que no se limite al gesto pasajero, sino que construya un modelo de cuidado integral para quienes han entregado toda una vida de trabajo y ahora solo cuentan con el frío asfalto como morada.

Camilo merece más que una curita improvisada: merece dignidad, salud y un lugar al que llamar hogar.

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