
El papa Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, falleció el lunes 21 de abril de 2025 a las 7:35 a.m. (hora de Roma) en la residencia de Casa Santa Marta, en el Vaticano. A los 88 años, deja tras de sí un legado de reformas, cercanía con los más necesitados y un compromiso firme con la paz y el cuidado del medio ambiente. Su deceso marca el inicio de un nuevo periodo de sede vacante, en el que el Colegio de Cardenales se reunirá en cónclave para elegir a su sucesor.
Últimos momentos y anuncio oficial
El cardenal Kevin Farrell, camarlengo de la Cámara Apostólica, fue quien comunicó la noticia desde la Santa Sede:
“Queridísimos hermanos y hermanas, con profundo dolor debo anunciar la muerte de nuestro Santo Padre Francisco. A las 7:35 de esta mañana, el Obispo de Roma, Francisco, regresó a la casa del Padre.”
La salud del pontífice había empeorado tras una bronquitis persistente y una neumonía bilateral diagnosticada en febrero, que lo mantuvo hospitalizado 38 días en el Policlínico Agostino Gemelli. Aunque regresó al Vaticano para continuar su recuperación, las complicaciones respiratorias acabaron cobrándole la vida.
Vida y formación: de Buenos Aires al trono de Pedro
- Nacimiento y formación
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936. Ingresó a la Compañía de Jesús en 1958 y fue ordenado sacerdote en 1969. Destacado por su sencillez y humildad, se doctoró en teología y ejerció como provincial de la orden jesuita en Argentina (1973–1979). - Obispo y cardenal
En 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires, arzobispo en 1998 y elevado a cardenal en 2001 por Juan Pablo II. Durante su ministerio argentino, se le reconoció por su defensa de los pobres y su oposición a la corrupción. - El primer papa latinoamericano
El 13 de marzo de 2013, en un gesto sin precedentes, se convirtió en el primer pontífice jesuita y el primer papa de América Latina. Adoptó el nombre de Francisco en honor a San Francisco de Asís, símbolo de pobreza y paz.
Un pontificado de apertura y reformas
- Iglesia inclusiva y cercana
Francisco eliminó el uso del palio y redujo el protocolo vaticano. Priorizó la atención a migrantes, enfermos y marginados, recorriendo barrios humildes y visitando cárceles y hospitales con gran espontaneidad. - Compromiso social y medioambiental
Publicó la encíclica Laudato si’ (2015), primer documento papal dedicado al cuidado de la Casa Común, y convocó el Sínodo de la Amazonía (2019), subrayando la protección de los pueblos indígenas y la biodiversidad. - Diálogo interreligioso y reforma interna
Impulsó el encuentro con otras confesiones, firmó el histórico documento con el gran imán de Al‑Azhar y lanzó reformas para combatir los abusos sexuales dentro de la Iglesia, creando comisiones y protocolos más estrictos.
Adiós humilde según sus deseos
En abril de 2024, Francisco aprobó una edición revisada del Ordo Exsequiarum Romani Pontificis, el libro litúrgico de funerales papales, solicitando que sus exequias fueran sencillas y centradas en la fe, sin ostentaciones ni símbolos de poder mundano. El rito disponía la verificación de su muerte en una capilla y su entierro en la Basílica de Santa María la Mayor, tal como él deseó, en lugar de la tradicional cripta vaticana.
Sede vacante y perspectivas de futuro
Con la muerte del papa Francisco se inicia formalmente la sede vacante. El cardenal camarlengo dará cuenta de los protocolos a seguir antes de que el Colegio de Cardenales se reúna en cónclave para elegir al nuevo obispo de Roma. Durante este periodo, la administración cotidiana de la Curia estará a cargo del camarlengo y el decano del colegio.
La elección de su sucesor definirá la orientación futura de la Iglesia Católica. Tras un pontificado marcado por la cercanía con la gente y un marcado espíritu de reforma, el próximo papa enfrentará desafíos globales: la secularización, las crisis migratorias, la pobreza extrema y los escándalos de abusos que aún requieren respuesta contundente.
El pontificado de Francisco quedará en la memoria como el de un pastor que rompió protocolos, subrayó la misericordia y colocó al más pequeño en el centro del Evangelio. Ahora, la Iglesia mirará al cónclave con la esperanza de continuar, con renovado impulso, el camino de apertura y servicio que él trazó.