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Una carrera al servicio de la política exterior cubana

Abelardo Moreno Fernández, fallecido este 19 de abril a los 81 años según registros del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), dedicó más de seis décadas al Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX). Inició su carrera en 1961, ascendiendo desde especialista hasta viceministro en el año 2000, cargo que ocupó durante casi veinte años. Su trayectoria incluyó roles clave como embajador ante la ONU, director de Asuntos Multilaterales y negociador en cumbres históricas del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) y la CELAC.

Legado: entre el reconocimiento y la polémica

Moreno es celebrado oficialmente como «maestro de generaciones de diplomáticos», según la viceministra Josefina Vidal, quien destacó sus obras La Negociación Internacional (2021) y su historia del MNOAL como aportes fundamentales. Sin embargo, medios independientes y críticos señalan que su figura encarnó la diplomacia alineada con el Partido Comunista, defendiendo posturas que, según opositores, priorizaron la narrativa oficial sobre apertura democrática. Su participación en negociaciones con EE.UU. y la UE en 2015, aunque técnica, fue vista por analistas como una extensión de la política de «resistencia» del castrismo.

Reacciones: división ideológica tras su muerte

El canciller Bruno Rodríguez lo definió como «pilar de la Diplomacia Revolucionaria», mientras voces disidentes subrayan que su labor legitimó regímenes autoritarios aliados de Cuba. En redes sociales, usuarios cubanos dividieron sus opiniones: algunos compartieron anécdotas de su trato cercano, otros vincularon su carrera con la estratificación política de la isla. Venezuela, a través de un comunicado oficial, lamentó su partida y lo calificó como «referente antiimperialista».

La sombra del debate pendiente: ¿diplomacia revolucionaria vs. apertura?

La muerte de Moreno reabre el cuestionamiento sobre si el modelo diplomático cubano, basado en la defensa multilateral de la soberanía y alianzas con actores no occidentales, podrá adaptarse a un escenario global cambiante. Mientras el MINREX insiste en preservar su legado como guía, sectores críticos demandan una política exterior menos ideologizada y más pragmática, especialmente ante la crisis económica actual. Su obra escrita, aunque técnica, sigue siendo material de estudio obligatorio para los nuevos diplomáticos, perpetuando su influencia póstuma.

Impacto generacional y futuro

Su estilo negociador, descrito como «combativo pero elegante» por colegas, contrasta con las actuales demandas de una diplomacia más digital y mediática. El hecho de que siguiera asesorando al MINREX hasta su muerte refleja tanto su expertise como la dependencia institucional de figuras históricas en un contexto de renovación generacional limitada.

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