
Una decisión con múltiples aristas
El gobierno de los Países Bajos confirmó este 19 de abril el cierre definitivo de su embajada en La Habana, medida que forma parte de una reestructuración global de su red diplomática para reducir costos y priorizar regiones estratégicas. El canciller Caspar Veldkamp anunció el cierre de cinco embajadas (Cuba, Burundi, Sudán del Sur, Libia y Myanmar) y dos consulados (Bélgica y Brasil), con un ahorro estimado de 25 millones de euros. Las funciones consulares y políticas con Cuba serán gestionadas desde la embajada en México, aunque no se precisó la fecha exacta del cierre operativo.
Impacto inmediato: ciudadanos y cooperación en riesgo
El cierre afectará directamente a cubanos que dependían de servicios consulares como visas Schengen, gestiones académicas o reunificación familiar. La embajada neerlandesa en La Habana fue clave en la emisión de más de 1.000 visas anuales y en la asistencia a ciudadanos europeos en la isla. Organizaciones de la sociedad civil también perderán un aliado histórico: la sede diplomática fue activa promotora de proyectos culturales independientes y monitoreo de derechos humanos, según reportes locales.
Claves detrás del anuncio: ¿solo austeridad?
Aunque el gobierno neerlandés insiste en que la medida responde a recortes presupuestarios del 10%, analistas apuntan a factores políticos:
- Eficacia cuestionada: Veldkamp mencionó que evaluaron el «margen de acción» en Cuba, sugiriendo limitaciones operativas en un contexto de restricciones a la diplomacia occidental.
- Geopolítica cambiante: Los Países Bajos priorizan abrir embajadas en zonas como Siria, donde buscan influir en procesos posconflicto, en contraste con su retirada de Cuba.
- Presión interna: El plan de austeridad fue impulsado por ministerios que exigieron recortes mínimos del 10%, tras un debate inicial que planteaba reducciones del 22%.
Reacciones y consecuencias a largo plazo
El cierre marca un punto de inflexión en relaciones bilaterales formalizadas en 1902. Aunque ambos países mantendrán vínculos en foros multilaterales, la ausencia de una sede diplomática podría:
- Dificultar el comercio binacional, especialmente en sectores como agroindustria y biotecnología, donde existían proyectos conjuntos.
- Debilitar el apoyo europeo a la oposición cubana, dado el rol activo de la embajada neerlandesa en encuentros con disidentes.
- Generar un efecto dominó, en un momento donde otros países de la UE revisan su presencia en la isla por costos y alineamientos geopolíticos.
¿Señal política o pragmatismo económico?
Expertos consultados por medios internacionales coinciden en que la medida combina ambos factores:
- Elemento simbólico: El cierre ocurre cuando la UE debate sanciones a Cuba por su apoyo a Rusia en la guerra de Ucrania, aunque Países Bajos ha votado contra el embargo estadounidense en la ONU.
- Realidad presupuestaria: La red diplomática neerlandesa enfrenta recortes obligatorios desde 2023, con énfasis en misiones «poco productivas».
- Legado diplomático: La embajada en La Habana fue una de las últimas en mantener diálogo con actores no estatales, un modelo que ahora se replantea.