
El fracaso recurrente en construcción de viviendas
Los datos oficiales revelan que el gobierno cubano solo completó el 39% de su meta de construcción para 2024, con 5.262 viviendas terminadas hasta agosto de un plan anual de 13.500. Esta cifra representa un retroceso frente a años anteriores: en 2023 se construyeron 6.205 viviendas (65% del objetivo), y en 2019 se alcanzaron 15.491. La caída acumulada en cuatro años supera el 64%, según la Oficina Nacional de Estadísticas (ONEI).
Causas estructurales del colapso
La escasez de cemento, materiales básicos y la incapacidad para distribuir insumos figuran como factores clave. Provincias como La Habana, Camagüey y Guantánamo presentan los mayores retrasos, con miles de casas dañadas por eventos climáticos sin reparar. La producción estatal de materiales de construcción opera por debajo del 50% de su capacidad, según análisis independientes.
Consecuencias sociales: déficit crítico y ocupaciones ilegales
Cuba registra un déficit oficial de 856.500 viviendas, con el 35% del fondo habitacional en mal estado técnico. Esto ha incrementado las ocupaciones ilegales, especialmente de propiedades abandonadas por emigrantes. El gobierno responde con desalojos bajo el artículo 421 del Código Penal, que prevé hasta cinco años de prisión para ocupantes ilegales.
Políticas insuficientes y prioridades cuestionadas
Aunque en 2018 se lanzó un plan para eliminar el déficit en una década, la inversión se ha desviado hacia proyectos turísticos. Las autoridades reconocen fallas en la gestión pero mantienen metas irreales: el plan 2024 fue un 45% más bajo que el de 2023, y aún así fracasó. Mientras, el censo poblacional de 2025 intentará actualizar datos críticos, aunque enfrenta limitaciones tecnológicas en municipios.
Urgencia no atendida: familias en riesgo
El impacto recae sobre madres solteras, ancianos y jóvenes sin acceso a vivienda digna. Sin programas efectivos de reparación o construcción masiva, la migración y el hacinamiento seguirán agravándose