
Cuba atraviesa una grave crisis energética, con apagones que en algunas regiones superan las 20 horas diarias, afectando la vida cotidiana de millones de cubanos. Ante esta situación, el presidente Miguel Díaz-Canel ha declarado que su gobierno no es responsable de la crisis, argumentando que la falta de recursos impide encontrar una solución inmediata.
Un sistema energético colapsado
El Ministerio de Energía y Minas (Minem) ha revelado que la producción de petróleo en Cuba solo cubre un tercio del consumo nacional, con aproximadamente 40.000 barriles diarios. En 2024, la producción se redujo en 138.000 toneladas debido a la escasez de financiamiento y recursos materiales, agravando aún más la crisis del Sistema Electroenergético Nacional (SEN). Según el ministro Vicente de la O Levy, la factura petrolera representa el gasto más alto del país y más de la mitad del combustible disponible se destina a la generación de electricidad.
Prioridades cuestionadas
A pesar de la crítica situación energética, el gobierno cubano ha continuado priorizando la inversión en el sector turístico por encima de la salud pública y la asistencia social. Datos oficiales indican que esta tendencia se ha mantenido en los últimos años, lo que ha generado fuertes críticas dentro y fuera de la isla. El economista Pedro Monreal sostiene que la crisis energética es una consecuencia de decisiones políticas, ya que el gobierno ha pospuesto inversiones en este sector para favorecer otros proyectos.
Impacto económico y social
La crisis energética ha golpeado severamente la economía cubana. En 2023, el Producto Interno Bruto (PIB) del país se contrajo un 1,9% y no mostró signos de crecimiento en 2024, según cifras oficiales. Los cortes eléctricos han provocado interrupciones en la producción industrial y comercial, afectando aún más la ya debilitada economía nacional.
Además, la falta de electricidad ha sido un detonante clave en el estallido de protestas ciudadanas. Manifestaciones como las del 11 de julio de 2021, las de 2022 en La Habana y Nuevitas, y las recientes del 17 de marzo de 2024 en Santiago de Cuba y otras localidades, han sido impulsadas por el malestar generado por los apagones y la crisis económica.
Un futuro incierto
El gobierno cubano ha declarado que busca reformar el SEN y reducir su dependencia de los combustibles importados. Sin embargo, expertos advierten que la transición hacia energías renovables sería insostenible para la isla sin inversiones extranjeras significativas. A medida que la crisis se agrava y el descontento social aumenta, el gobierno enfrenta crecientes cuestionamientos sobre sus decisiones de inversión y su capacidad para gestionar la crisis energética que afecta a millones de ciudadanos.
Con un panorama incierto y sin soluciones a corto plazo, los cubanos continúan soportando largos apagones mientras el gobierno sigue sin ofrecer una respuesta clara y efectiva para resolver la situación.