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Lo que debería ser una opción práctica y económica para desplazarse entre provincias, el tren espirituano se ha convertido en una verdadera odisea para los usuarios. Vagones a oscuras, retrasos de hasta cuatro horas, asientos rotos e insuficiente ventilación son solo algunas de las deficiencias que los viajeros padecen a diario. Tras múltiples anuncios oficiales de mejoras, la realidad muestra un servicio en declive que atenta contra la seguridad y la dignidad de quienes dependen de él.

Un trayecto a oscuras

Varias decenas de pasajeros relataron que, durante el recorrido nocturno, los vagones permanecen completamente a oscuras. Sin alumbrado interno y con ventanas empañadas, muchos encendieron las linternas de sus celulares para orientarse en los pasillos y ubicar sus asientos.

“Es como viajar en el tiempo… pero al pasado”, comentó un joven espirituano que llegó a la terminal pasada la medianoche. “No hay luces, apenas se ve nada; más de uno tropezó intentando llegar al baño”, añadió.

La falta de iluminación no solo dificulta la movilidad dentro del coche, sino que también eleva el riesgo de caídas y tropiezos, sobre todo en pasajeros de la tercera edad. Además, sin un sistema de altavoces funcional, los anuncios de seguridad y las próximas paradas quedan suspendidos en el silencio.

Retrasos crónicos y cero explicaciones

El retraso en los horarios de salida y llegada se ha convertido en norma para la línea de Sancti Spíritus. Usuarios han reportado salidas con hasta cuatro horas de demora, sin que ninguna autoridad ferroviaria ofrezca una explicación clara:

  • El tren programado a las 10:00 p.m. partió finalmente a las 2:00 a.m., dejando a decenas de personas esperando en andenes desprovistos de servicios básicos.
  • Vehículos de apoyo o autobuses alternativos no se pusieron a disposición, obligando a muchos a buscar taxi particulares o regresar a pie.

“Nadie informó la causa de la demora; simplemente apareció y arrancó”, relató una usuaria que debía llegar temprano a Camagüey. “Perdí mi conexión y pasé la noche en la estación”, añadió con evidente frustración.

Viaje incómodo: asientos rotos y bochorno dentro del vagón

La degradación del mobiliario es otro síntoma de abandono: asientos con resortes expuestos, acolchados desgarrados y superficies sucias. A esto se suma la elevada temperatura dentro de los coches, pues los sistemas de ventilación —cuando funcionan— son insuficientes ante el calor nocturno:

  • Para refrescar el ambiente, algunos viajeros abren las ventanillas, comprometiendo la seguridad y exponiéndose a corrientes de polvo y ruidos de la vía.
  • Las bolsas de basura se acumulan en los pasillos, ante la inexistencia de servicios de limpieza durante el recorrido.

“Terminé empapado de sudor y con la espalda adolorida por los resortes salidos”, contó otro pasajero. “Ni el aire acondicionado —si es que alguna vez lo tuvieron— puede con esto”.

Anuncios incumplidos y falta de mantenimiento

En varias ocasiones, directivos del Ministerio del Transporte y del Ferrocarril Nacional han prometido campañas de mantenimiento integral, refuerzo de personal y compra de refacciones. Sin embargo, las inspecciones in situ revelan:

  1. Escasez de repuestos para lámparas, asientos y compresores de aire.
  2. Fallas técnicas recurrentes en los frenos y en el sistema de enganche entre coches.
  3. Falta de personal capacitado, con maquinistas y guardas cubriendo varias líneas ante recortes de plantilla.

Pese a las prioridades declaradas por la prensa oficial, los fondos y recursos asignados no se reflejan en mejoras palpables. Usuarios y trabajadores del ferrocarril advierten que sin un programa de inversión real y supervisión ciudadana, la degradación seguirá su curso.

Silencio oficial y clamor ciudadano

Hasta la fecha, no ha habido un pronunciamiento reciente de las autoridades que explique el origen de los apagones, la acumulación de retrasos o las condiciones higiénicas. Frente al silencio institucional, los pasajeros han recurrido a las redes sociales para difundir sus testimonios y exigir soluciones:

  • Hashtags como #TrenEspirituano, #NoMásOscuridad y #TransporteDigno se multiplican en Facebook y X.
  • Videos y fotos de vagones desvencijados circulan por grupos comunitarios, generando una ola de indignación.

Organizaciones vecinales en Sancti Spíritus han contemplado presentar un recurrido formal ante el Órgano Superior de Control para forzar auditorías y rehabilitaciones de emergencia.

Hacia un transporte ferroviario digno

El tren espirituano, más que un medio de locomoción, es un termómetro de la capacidad del Estado cubano para ofrecer servicios básicos con calidad. Para revertir esta situación, especialistas y usuarios proponen:

  • Programa de modernización con inversión en alumbrado LED y sistemas de aire acondicionado.
  • Contrato de mantenimiento a empresas especializadas con supervisión ciudadana.
  • Transparencia en el gasto y rendición de cuentas sobre las partidas del presupuesto ferroviario.
  • Capacitación y ampliación de la plantilla de técnicos y mecánicos.

Solo con un plan integral que involucre a autoridades, trabajadores y pasajeros podrá el tren espirituano dejar de ser un relato de penumbras y convertirse en un ejemplo de movilidad eficiente y digna para la región central de Cuba.

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