
Hallazgo de 1.257 plantas en Bayamo: un caso emblemático
En abril de 2025, autoridades cubanas descubrieron un sembrado ilegal con 1.257 plantas de marihuana en Bayamo, provincia de Granma. El responsable, identificado como Lázaro, había reemplazado cultivos tradicionales por esta droga, generando alarma por la magnitud de la operación y su impacto en la comunidad local. Este caso se suma a una serie de incautaciones recientes que evidencian el crecimiento del narcotráfico interno en Cuba, especialmente en regiones orientales como Granma, Santiago de Cuba y Holguín.
Tendencia al alza: cifras récord de cultivos ilegales
Los datos oficiales muestran un incremento sostenido en la detección de plantaciones ilegales. En 2024, las autoridades cubanas incautaron más de 49.018 plantas de marihuana en 105 operativos, principalmente en el oriente del país. Este fenómeno no es nuevo: en 2022 se decomisaron 25.168 plantas, y en 2021 la cifra superó las 32.000, según informes del Ministerio del Interior. Los métodos de cultivo han evolucionado, con casos como el de dos hermanos en Contramaestre (Santiago de Cuba), quienes transformaron su finca en un sembrado de marihuana utilizando semillas adquiridas ilegalmente.
Rutas del narcotráfico: entre el tráfico internacional y la producción local
Aunque el gobierno cubano insiste en que la isla no es un país productor ni de tránsito de drogas, los hallazgos recientes contradicen esta narrativa. En 2024, se incautaron 1.051 kg de drogas, incluidos 619,72 kg de cocaína y 222 kg de marihuana, provenientes en su mayoría de recalos marítimos. Sin embargo, el aumento de cultivos locales sugiere que el problema ya no se limita al tráfico externo, sino que incluye redes de producción doméstica. Las provincias orientales, por su geografía montañosa y menor vigilancia, se han convertido en focos críticos para estos cultivos.
Desafíos y respuestas institucionales
El Ministerio del Interior mantiene una política de «tolerancia cero», con operativos que combinan vigilancia marítima, decomisos y sanciones penales. No obstante, la proliferación de casos como el de Bayamo revela fallas en los sistemas de prevención y control. Expertos señalan que las medidas actuales son insuficientes para frenar la demanda interna y la infiltración de redes internacionales, especialmente aquellas vinculadas a cubanos en el exterior que utilizan envíos postales o pasajeros para introducir drogas sintéticas.
Impacto social y perspectivas futuras
El crecimiento del narcotráfico amenaza con exacerbar problemas como el consumo juvenil y la violencia asociada al mercado ilegal. Aunque las autoridades destacan el «rigor penal» aplicado a traficantes y cultivadores, la falta de programas educativos y alternativas económicas en zonas rurales dificulta la erradicación del fenómeno. El caso de Lázaro en Bayamo ejemplifica cómo la crisis económica y la marginalidad impulsan a algunos ciudadanos a recurrir a actividades ilícitas. La situación demanda una estrategia integral que combine represión con políticas sociales, especialmente en regiones donde el cultivo de marihuana se percibe como una opción de supervivencia ante la escasez de empleos y recursos.