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El régimen cubano ha tomado la decisión de prohibir una vez más la celebración del Solemne Viacrucis del Domingo de Ramos, una importante procesión cristiana que estaba programada para este domingo en el emblemático barrio de El Vedado, en La Habana. Esta medida ha causado indignación entre los fieles y ha resaltado nuevamente las restricciones a la libertad religiosa en la isla.

Prohibiciones Consistentes en el Tiempo

El anuncio fue realizado por el párroco Lester Rafael Zayas Díaz a través de las redes sociales, donde explicó que, a pesar de haberse preparado con antelación, las autoridades no aprobaron la realización del evento. “Por este medio informamos que el Solemne Viacrucis anunciado y preparado por la Vicaría para mañana Domingo de Ramos a las 6:00 PM, desde Línea hasta Letrán, ha sido suspendido debido a que las autoridades no lo han aprobado”, escribió Zayas Díaz.

Este no es un caso aislado. En 2024, las autoridades cubanas también prohibieron las procesiones en otras partes del país, incluyendo la diócesis de Bayamo-Manzanillo, en la provincia de Granma. En aquella ocasión, la negativa al permiso estuvo relacionada con el propio párroco, quien es percibido como una figura contestataria por sus homilías, que tienden a incomodar al régimen.

Violación de la Libertad Religiosa

Zayas Díaz denunció que negar la celebración de la procesión como represalia contra un líder religioso no solo es absurdo, sino que representa una clara violación de la libertad religiosa en Cuba. “El párroco es solo el portavoz del deseo del pueblo. Es quien la solicita a la autoridad competente, pero no es un deseo personal suyo”, explicó, enfatizando que la comunidad busca celebrar estas tradiciones religiosas.

El pasado año, la situación fue similar en la diócesis de Bayamo-Manzanillo, donde las autoridades prohibieron las procesiones de Semana Santa. Un informante del interior de la Iglesia Católica, que pidió el anonimato, reveló que la negación del permiso fue comunicada por Bismar Quesada, responsable de la Oficina de Atención a Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC). La fuente agregó que “no dieron explicaciones; nunca las dan; solo dicen sí o no”.

Contexto de Protestas y Represión

La prohibición del año pasado también ocurrió en un contexto de tensiones sociales, poco después de que estallaran protestas populares en Bayamo. Durante esas manifestaciones, los ciudadanos entonaron el Himno Nacional y clamaron por “libertad” y “viva Cuba libre”, exigiendo también “corriente y comida”. Este ambiente de lucha social parece haber influido notablemente en la respuesta del gobierno al solicitar permisos para la Iglesia.

Informes Internacionales sobre la Libertad Religiosa

La situación de la libertad religiosa en Cuba ha sido objeto de observación internacional. En marzo de 2024, la Comisión de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) recomendó que Cuba fuera nuevamente designada como un “país de particular preocupación” (CPC) en su informe anual para 2025. Este informe destaca las “violaciones sistemáticas, continuas y atroces de la libertad religiosa” que han ocurrido durante el año anterior.

El documento subraya que, en 2024, las condiciones de libertad religiosa en el país siguieron siendo “pésimas”, a medida que el gobierno reforzaba su marco legal represivo. Esto incluye nuevas leyes como la Ley de Ciudadanía, aprobada en julio, que permite revocar la ciudadanía cubana a individuos que residan en el extranjero y participen en actos considerados “contrarios a los intereses políticos, económicos o sociales del país”. Esta definición ambigua pone en riesgo a las personas involucradas en actividades religiosas pacíficas, exponiéndolas a la posibilidad de perder su nacionalidad.

La prohibición de la procesión del Domingo de Ramos en La Habana para el segundo año consecutivo resalta las restricciones que enfrenta la comunidad religiosa en Cuba. Mientras los ciudadanos continúan buscando expresar su fe en un contexto de creciente represión, se plantea la interrogante sobre la capacidad del régimen para silenciar la voz del pueblo y las tradiciones que han formado parte de su identidad cultural.

A medida que se desenvuelven los acontecimientos en La Habana y otras regiones, las comunidades de fe se enfrentan a un dilema: reclamar sus derechos religiosos o enfrentar la opresión del sistema. La represión de la libertad religiosa no solo afecta a los individuos, sino que envía un mensaje claro a toda la sociedad sobre las limitaciones que impone el régimen cubano a la libre expresión de creencias y valores fundamentales.

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