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La represión busca refuerzos, pero ¿quién quiere sumarse?

Cada vez son más los agentes que, desilusionados y con una creciente conciencia sobre la situación crítica que se avecina en Cuba, deciden abandonar las filas de la Policía Nacional Robo-ilusionaria (PNR). Muchos de ellos se muestran reacios a continuar cumpliendo órdenes de represión que van en contra de su propio pueblo, lo que ha llevado a una deserción notable en las últimas semanas. Esta tendencia revela un desasosiego y un dilema moral entre aquellos que, a pesar de sus promesas de servir y proteger, se encuentran en una posición en la que deben agachar la cabeza ante un sistema opresor

Ante esta preocupante crisis de recursos humanos, la dirección de la institución ha comenzado a implementar estrategias poco ortodoxas para hacer frente a la fuga de personal. Una de estas tácticas ha sido el reclutamiento de policías retirados, a quienes se les ofrece la posibilidad de conservar su pensión y, además, se les presenta un incentivo económico adicional. Esto significa que, además de su ya elevado salario como reinsertados, recibirán un beneficio extra que podría resultar atractivo para muchos. Este movimiento, sin embargo, también plantea preguntas sobre la efectividad y la moralidad de la PNR: ¿es esta una solución a corto plazo que solo sirve para ocultar un problema más profundo y estructural?

La gran cuestión que permanece en el aire es si realmente podrán reincorporar a estos represores jubilados de manera efectiva o si, por el contrario, el colapso de la PNR es inevitable. La creciente falta de confianza en la institución por parte de sus mismos agentes y la resistencia del pueblo cubano a la represión sugieren que el futuro de la PNR podría estar en una travesía de crisis cada vez más profunda, en un escenario donde la gente clama por libertad y cambio.

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